,

Educar en emociones también es otro cosa (y linda)

Este taller es un apoyo para comprender mejor cómo funcionamos emocionalmente, aprendiendo a identificar, reconocer, asumir e integrar nuestros procesos individuales y colectivos. Nos proporciona una introducción al trabajo emocional, de contenido formativo, orientando a mejorar nuestra implicación grupal y, en ella, nuestro desarrollo personal.

El taller fue dinámico combinando la teoría (que es imprescindible) con las actividades dirigidas a poner en práctica lo aprendido.

El primer día del taller comenzamos a reconocer e identificar lo que son exactamente las reacciones emocionales, sensaciones y respuestas afectivas. Esto es sumamente importante, y lo primero que debemos hacer para después poder aceptarlas (muchas veces rechazamos la realidad de lo que hemos sentido) y proceder a su gestión y transformación. El segundo día del taller conocimos las herramientas que podemos utilizar para una buena gestión emocional, de sentimientos positivos y negativos, intuiciones, desacuerdos y propuestas de cambio. Con estas herramientas nos podremos relacionar de una manera más eficiente con los demás. Muchas veces no sabemos cómo transmitir al otro lo que nosotros sentimos, creemos o pensamos. Pues todas estas herramientas nos servirán para poder profundizar en “el cómo”, para que nuestras relaciones no empeoren. Podemos tener una crítica hacia la otra persona, porque hemos visto alguna conducta suya incoherente con lo que predica, algún comentario suyo que nos afectó… Pero para que nuestro mensaje llegue al receptor sin que produzca rechazo en él y así poder buscar soluciones para que no vuelva a repetirse, el uso de estas herramientas son totalmente valiosas.

Los conocimientos adquiridos en este taller serán el punto de partida para que en nuestro día a día podamos empezar a ponerlos en práctica y entrenarlos, porque esto no se cambia de la noche a la mañana. Tenemos unas conductas adquiridas y sistematizadas que poco a poco podremos ir cambiando. No es fácil, se necesita entrenarlo, pero los resultados merecerán la pena.

Así pues, dentro de las jornadas “¿Educar es otra cosa?”, nos ha aportado una parte de la educación que debería ser tenida en cuenta. Cuando hablamos de educación directamente nos viene a la cabeza la escuela, los conocimientos específicos que se imparten en las diferentes asignaturas… Se habla también de valores como el respeto, la tolerancia, la empatía… ¿Y dónde quedan los sentimientos, las emociones…? En esta sociedad es tabú expresar nuestras emociones. Es tanto así que nos hemos olvidado de ellas para no perjudicar nuestras relaciones con los demás, cuando deberíamos hacer lo contrario, ahondar en nuestras emociones y saberlas comunicar a los demás para construir un clima sano e idóneo para las relaciones humanas. Si todos fuésemos conscientes de ello todo sería muchísimo más fácil y auténtico.

Por tanto, afirmamos con rotundidad que educar en emociones debe formar parte del proceso para la educación integral de todas las personas.